18 de Mayo 2004

Ostras tibias en sabayón sobre cama de espinacas

Ruth Orkin - American girl in Italy

Teresa trabaja en la caja de un supermercado.

A pesar del uniforme verde de sombrío diseño que comparte con sus treinta y nueve vecinas de línea se puede adivinar, desde la perspectiva que ofrece el espiar desde el otro lado de la cinta, que asume una actitud que la mantiene alejada del lugar (“tendrás mi cuerpo pero no mi alma”).

Sentada, mantiene la espalda derecha y, con la caja registradora a su derecha y de frente al pasillo, se le hace evidente una cintura mucho más pequeña que su cadera en donde le ciñe la costura.

Lleva puestos unos pequeñitos anteojos de metal. Es pelirroja, tiene unas pocas pecas y en sus treinta y dos años nunca le ha dado mucha importancia al cómo se ve. Para ella, igual de pijamas que de Versace (si Gianni lo hubiera sabido).

Esa despreocupación la hace lucir aún más atractiva, y de hecho ha generado sorpresa en los pocos hombres con los que salió en su vida por no ofrecerles señuelos encendidos que terminan en desenlaces fraudulentos. Es simple. A pesar de todo.

Aquella misma pereza la llevó hace más de cinco años con Rafael Rufino Urbina, un guatemalteco con quien compartió una sola noche de lecho en el "Hotel Quinta Real" de la carretera a El Salvador.

De la hazaña nació Telmo, pelirrojo de pelo enrulado y de tez mate. Telmo tiene ahora seis años y vive con ella, a varios miles de kilómetros de aquella tierra de la eterna primavera hasta ésta que tiene las necesarias y en donde a Teresa no le pagan con quetzales.

El hombre de traje oscuro está parado en la fila mientras habla por teléfono. En su conversación no ha reparado que está mirando fijamente a Teresa: "Quédese tranquilo. Yo me ocupo. Lo mantendré al tanto" click. Jengibre, piensa, "olvidé el jengibre" y repasa la compra mientras comienza a descargar el carro. "¿Tiene tarjeta Max?", dice Teresa mientras levanta la vista para verlo a través de sus anteojitos. "No, pago en efectivo", responde Juan y le produce confusión a Teresa que solo estaba ofreciéndole el programa de puntaje del supermercado. Claro, ella no sabe que Juan usa tarjeta de crédito cuando no queda más remedio y aún así siempre hasta límites que no despierten sospechas.

En esa fila de clientes de esa fría mañana, y mientras pasaba por el scanner la etiqueta de las espinacas de Juan, nada la hubiera convencido a Teresa que él iría a morir un 5 de octubre del 2014 ni que su solitaria vida y la de Telmo estaban a punto de cambiar para siempre. Dentro de "el siempre" de Juan, por supuesto, que duraría unos diez años más.

Escrito por Timon a las 18 de Mayo 2004 a las 12:30 AM
Comentarios

Me encanta la fotografía que has elegido. Es pura vida urbana. La frase sobre "no ofrecerles señuelos encendidos que terminan en desenlaces fraudulentos" me parece genial (a veces uno no sabe si acostarse con las prótesis que una mujer se ha quitado o con ella misma, tan engañados que nos tenía).
Por último,... nadie muere ni siquiera cinco minutos antes de que le toque.

Escrito por odyseo a las 18 de Mayo 2004 a las 09:51 AM

Convengo en que la foto es genial, y la estuve observando unos minutos antes de recordar que es la que adorna en tamaño poster todas y cada una de las paredes de Ikea, si señor, de ahí la recuerdo, sé que me fijé.

En cuanto al texto, me sorprende Timón la facilidad que tienes tanto para recrear ambientes misteriosos como para describir con frescura la que puede ser una historia de cada día, mi admiración :) un placer leerte.

Escrito por Turandot a las 18 de Mayo 2004 a las 03:07 PM

Juan no usa tarjetas de credito.
Teresa no se preocupa por su aspecto.
Eva bebía vodka con sangre.
Tu haces que todos ellos me encanten.
Yo sigo dando vueltas.

Escrito por bea a las 18 de Mayo 2004 a las 07:36 PM

No sé cómo te lo montas para dar ese aire tan peculiar a los personajes, pero lo consigues!
A ver como continúa la historia, pq continúa no??? ;pp
Un besote!

Escrito por Lyzzie a las 18 de Mayo 2004 a las 09:20 PM

Me ha gustado pero mucho; has relatado de maravilla. Esto continua? es una novela?
cuacks cuacks

Escrito por ganso a las 19 de Mayo 2004 a las 06:25 PM

Amigo Odyseo (Ulises, para el vulgo): he comprobado personalmente que algunas ya usan prótesis de alma. Y no vivirás para contarlo cuando se la sacan (se les nota inmediatamente en la vista: Penélope debió mirar así cuando apareció Ulises veinte años después reclamando su arco. APR).
Turan, no exageres (menos después de haber posteado los de Vasconcelos).
Bea, estoy a punto de "tomarte prestado" un post tuyo.
Lyzzie: no descuides al intoxicado de Ju que está por visitarte.
Ganso: Recuperaste la cabeza?

Escrito por Timon a las 19 de Mayo 2004 a las 07:07 PM

Eyy cada uno a su manera y con su estilo! Y lo de tirar a la basura ni en broma! con lo bien que se está leyendo a la sombra de una higuera... :)

Escrito por Turandot a las 20 de Mayo 2004 a las 01:02 AM

Si ya la recuperé...ya vuelvo a postear, como antes...
jajajaja. Cuacks

Escrito por ganso a las 20 de Mayo 2004 a las 11:02 AM

...Siempre lindo volver aqui y encontrarte en estos pedazos de vida...Me encanto!...ps sobre las protesis femenina...No sabes que me paso recien...Quien pelotudo invento el wonder bra???...un beso y siempre Viva La Carrà, Sol

Escrito por solaikah a las 21 de Mayo 2004 a las 10:29 AM

Coincido con los demás en tu talento para recrear situaciones, personajes, pero sobre todo, sensaciones. ¿Has pensado en escribir un libro?

Saludos Timón.

Escrito por Juwe a las 21 de Mayo 2004 a las 04:15 PM
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